BIENVENIDOS(AS)

AQUI ENCONTRARAN UN ESPACIO PARA LEER ARTICULOS PERIODISTICOS O LITERARIOS Y CONTENIDOS DIVERSOS QUE PUEDEN SER DE SU INTERES SIN DISTINGOS DE NACIONALIDAD, RAZA, CREDO RELIGIOSO O POLITICO Y DEMAS. PUEDEN CONTACTARME AL CORREO jduque.unad@gmail.com O CONSIGNAR SU OPINION EN EL ENLACE " COMENTARIOS " AL FINAL DE CADA ARTICULO

“ QUITASUEÑO “ LO ÙNICO QUE NOS DEJARON….




…. y lo único que van a tener en sus  interminables noches de vela muchos de lo colombianos  de ahora en adelante, sobre todo los habitantes de las islas de San Andrès, Providencia y Santa Catalina que derivaban su sustento de la pesca artesanal en las aguas marítimas adjudicadas por el alto tribunal al país centroamericano.
Las opiniones a favor y en contra del acatamiento del fallo inapelable de la Corte de La Haya son muchas. Hay quienes están de acuerdo en obedecer la decisión toda vez que el diferendo se sometió al examen de la CIJ por decisión del gobierno de Pastrana; por respeto a los acuerdos internacionales suscritos y al Pacto de Bogotà; por la tradición civilista nuestra; y finalmente para evitar las consecuencias políticas y económicas en el marco de las relaciones internacionales ( hay quienes catalogan el rechazo como un “ suicidio diplomático “). Para el expresidente Ernesto Samper, Colombia siempre ha sido un país de leyes y de soluciones pacíficas, por lo que "el ùnico camino que cabe, por supuesto, es el del acatamiento, lo cual no quiere decir que estemos satisfechos con la decisión". De la misma postura es el presidente del Congreso, Roy Barreras, quien a pesar de ser partidario de acatar el fallo, instó al Gobierno a salirse del Pacto de Bogotá, que impone la obligación para resolver los conflictos a través de medios pacíficos y de forma inmediata.
Según Barreras, con esto se detendrían "los efectos perversos que pudieran derivarse de la réplica de este fallo en relación a los tratados y a las zonas limítrofes con otros países del Caribe". Igualmente habrìa que retirarse de la jurisdicción del Tribunal de La Haya para evitar entre otras cosas que Nicaragua interponga nuevas demandas con el fin de lograr otros beneficios en la zona marítima del archipiélago.
En  el caso del acatamiento habrìa simplemente que acomodarse a la nueva realidad y cerrar esa página de la historia, buscando entonces acuerdos favorables con Nicaragua sobre navegabilidad y explotación pesquera, entre otros temas.
Otros, por el contrario, creen que es necesario rechazar de plano el fallo y someterse a las consecuencias. De hecho a través de la historia un puñado de naciones ( entre èstas Estados Unidos, Francia, Nigeria, Argentina, Malasia, Rumania, Islandia y otras ) han desacatado la orden del alto Tribunal asumiendo mayores o menores consecuencias. Entre estos detractores acèrrimos està el expresidente Alvaro Uribe quien se ha expresado asì: "derrumba la soberanía de la patria" y además afecta los derechos sociales de los ciudadanos de San Andrés, al privarlos de ejercer la pesca en mares colombianos. "Sería un grave precedente para la Patria". “Es más importante la defensa de la soberanía, que acatar un fallo que utilizó su competencia jurídica para derrotar a un país (…) Son riesgos de tensiones, de dificultades y relaciones internacionales, pero todos hay que enfrentarlos (...) La Corte no fijó un límite de aguas, sino que abusó”. Según Uribe, Colombia tiene que actuar como si el fallo no existiera y no aceptar que le quiten 75 mil kilómetros de mar, por lo que se deben asumir los riesgos y dificultades que esto podría traer como tensión y dificultades en materia de relaciones internacionales. 
Lo que se requiere con urgencia ( una vez cumplido el plazo de la lectura completa del documento del fallo y agotado el análisis jurídico ) es una postura clara y definitiva del gobierno: o acata la decisión y sigue adelante con su “ plan de emergencia “ para el  departamento de San Andrès o la rechaza de plano y se prepara para enfrentar las consecuencias, “ apretándose el cinturón “ como dijo una sanandresana. Claro que esta opción traerìa inmediatamente la reacciòn airada del presidente Ortega y de sus aliados; países  como Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador y tal vez Iràn seguramente cerrarìan filas en torno al gobierno de Managua. No sabemos hasta dònde pueda llegar la tensión en las relaciones con estos países y la contraofensiva suya, llegando quizás a malograr el proceso de los diálogos de paz con la guerrilla que se vienen dando en La Habana, y eventualmente desembocar en una confrontación armada de grandes proporciones. Todo esto hay que sopesarlo y medirlo potencialmente. Porque dado el tinte político que rodearìa el asunto, Colombia contarìa seguramente con el respaldo del gobierno  estadounidense ( aunque lógicamente no con los empresarios norteamericanos del petróleo ), respaldo privado y bajo la mesa, desde luego (!?); e igualmente con el respaldo de otros tantos países que enfilarìan baterìas contra el bloque de países liderados por Chavez desde Venezuela. Podría haber un balance de fuerzas en ese sentido.  ¿Pero que costo tendría para Colombia retroceder en su postura diplomática en la relación con sus vecinos, incluyendo a Nicaragua ?
El litigio viene de vieja data y se origina en el mismo sentimiento de los nicaragüenses de ver tan cerca las islas del archipiélago colombiano y no poseerlas y posiblemente en los vacìos de los tratados Vàsquez-Saccio y Esguerra-Bàrcenas suscritos, y otros tantos, aùn los dados en el pasado con Estados Unidos que pretendió reclamar soberanía sobre los cayos de Roncador, Quitasueño y Serrana. Esta nota textual explica de dònde surgiò olímpicamente la pretensión del  “coloso del norte”: El "litigio", si así puede llamarse, consistió en que los Estados Unidos, haciendo caso omiso a lo dispuesto en la Real Orden de 1803 (orden del gobierno español que le adjudicò la pertenencia al Virreinato de SantaFe *)  y sin tener en cuenta que en la América hispana no había territorios nullius o de nadie, mediante una ley de 1856 dispuso que toda isla de guano que no tuviera dueño y fuera descubierta por un ciudadano americano se consideraría como de los Estados Unidos y publicó una lista de las "islas guaneras" que incluía a Roncador y Quitasueño. En 1919, el presidente Wilson expidió una proclama en la que declaraba que el cayo Roncador quedaba reservado para fines de erección de faros. Es decir, que los títulos invocados por los Estados Unidos eran dos declaraciones unilaterales, proscritas por el derecho internacional.  No sòlo se adjudicò el derecho de instalar faros y ayudas de navegación en estos cayos “ de nadie “, sino que en el tratado con Colombia de 1972 se  consagra una especie de “ derechos históricos “ de pesca  a favor de los ciudadanos y buques americanos, con el agravante de que en su ejercicio no pueden intervenir ni el Gobierno ni los ciudadanos colombianos. 
En otro aparte del tratado de 1972 suscrito se sobreentiende que Quitasueño “ no es en el presente objeto de soberanía” por estar sumergido permanentemente en alta marea". Dudas y vacìos que le dieron alas a Nicaragua para reclamar o seguir reclamando su soberanía sobre estos territorios.
De otro lado està la histórica posesión y pertenencia de todo el archipiélago por parte de nuestra nación, avalado incluso con Ordenes Reales españolas cuando constituìamos un virreinato.
Fàcil y ligeramente se puede pensar que le asiste a Nicaragua el derecho de soberanía sobre San Andrès y las demás islas e islotes de este Departamento por la cercanìa a su territorio continental ( sòlo 220 km de sus costas orientales, mientras hay 775 km hasta la costa atlántica colombiana). Sin embargo, no es el único caso que luego de diversas acomodaciones geopolíticas (originados la mayoría de ellos en la colonización europea entre los siglos XV y XIX), le ha sido reconocido a un país lejano territorios de ultramar, ratificado con tratados internacionales entre los estados.
 Quizàs el gran error de Colombia consistió en someterse al dictamen de la Corte Internacional de La Haya en el caso Nicaragua. Debió haber mantenido las conversaciones directas si había lugar a ello y una fèrrea posición de defensa  de la soberanía y de la delimitación marìtina ya establecida. Y es lógico que le correspondiera, de acuerdo al derecho internacional marítimo, las àreas de mar subyacentes y circundantes a las islas e islotes en la extensión definida en los tratados ya suscritos. Y, aunque pueda pensarse que igual derecho le asiste a Nicaragua sobre la extensión de su plataforma marina continental, los tratados legales ya existentes lo habían determinado sobre el meridiano 82, y punto. Y a ello debió atenerse el Estado colombiano, sin someterse a ninguna instancia jurídica internacional.
Los intereses pueden ir màs allà del anhelo nacionalista de Nicaragua de extender su zona marítima. Inclusive un contubernio entre los intereses de Nicaragua y los intereses de inversionistas petroleros americanos, se diò cuando esta nación ejerciendo arbitrariamente “ su soberanía”, en pleno litigio, anunció permisos de exploración petrolera al oriente del meridiano 82, permisos que se vieron reflejados en los movimientos de la Bolsa de Nueva York dados en días pasados.
Si existìan roces y aùn atropellos de la guardia nicaragüense a los pescadores colombianos en aguas colombianas, antes de la decisión de la Corte, còmo será ahora con el fallo a su favor y còmo sería si Colombia rechaza definitivamente este fallo.  Ya el ambiente està bastante caldeado. Las fuerzas navales colombianas patrullan la zona constantemente haciendo presencia y garantizando la circulación libre de los pescadores colombianos pero también emitiendo una señal de advertencia militar.  Los nicaragüenses no se quedaràn atrás seguramente. Ya un alto militar o un alto funcionario público expresó a la prensa de su paìs: “ estamos en capacidad de defender la soberanía nuestra sobre lo que decidió la Corte, tenga la plena seguridad “
La sentencia de la Corte es a todas luces inconveniente, inaplicable e inpertinente. Lo que seguramente se concibió como una decisión salomónica generò mayor polaridad y distanciamiento, sin solucionar el diferendo; atizò màs el fuego y Dios no lo quiera puede llevarnos al borde de una confrontación militar.
Si el gobierno nacional acoge la propuesta de Uribe y otras tantas personalidades del país, para què presentar recursos de aclaración, de interpretación y no sè què otros màs ? Hacerlo es reconocer de hecho como viable el fallo de la Haya. Y si se acoge a èl declare abiertamente la derrota y reconózcale a Nicaragua su nueva posesión, y punto.

Escrito por JORGE ANTONIO DUQUE

Anuns

Sitio certificado por
Anuns
ricerca lavoro italia
offerta di lavoro puglia
Powered By Blogger