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PARA QUE MIS AMIGOS ME QUIERAN MAS



“ Escribo para que mis amigos me quieran màs “, dijo en varias oportunidades Gabriel Garcìa Marquez. Para que sus amigos se sientan orgullosos de lo que hace ?; para que lo acepten como amigo por su quehacer literario?; para que aprecien sus grandes dotes literarias y por ende aumente la amistad?. Una necesidad inmensa de aprobación? Quizàs. Habrìa que haberle preguntado al nobel en què sentido màs preciso puede entenderse este pensamiento suyo.
Para quienes nos dedicamos al arte de escribir en cualquiera de sus varias modalidades, es vàlida siempre la pregunta de por què lo hacemos. ¿ Tenemos siempre una fuerte necesidad de aprobación y lo que hacemos con la palabra escrita  nos permite lograrlo? Igual que quienes emplean la comunicación hablada màs allà del uso ordinario y cotidiano como seres sociales, los escribientes requerimos de la aprobación social en algùn sentido. Sin embargo las razones de hacerlo van màs allà de dicha aprobación. Una “ necesidad esencial “, ineludible,  està en el trasfondo  del escenario. Las “ manos se nos mueven solitas “ dijo alguien que escribe poesía en alguna ocasión de tertulia. Es un llamado de la propia naturaleza que en  cualquier momento de la vida hace su aparición y luego no puede ser acallado. Hay quienes afortunados oyeron en su interior esa voz a muy temprana edad, entre ellos Gabriel Garcìa Marquez, y pudieron por regalo del todopoderoso dedicar su existencia  al placer infinito que los embelesaba precozmente. Otros tuvimos que luchar contra los demonios que nos salìan al paso con talanqueras de todo tipo hasta que los exorcizamos ( aunque siguen haciéndonos carantoñas para desviarnos del camino y distraernos en asuntos  baladìes   ). Una vez que le damos rienda suelta  y atendemos a la inspiración cada vez que hace su aparición, el afán por escribir estarà presente en nuestras vidas y sòlo se irà con el último suspiro.
Desde luego que también se escribe para expresar lo que es difícil decir en palabras, para presentar ideas, opiniones, perspectivas del mundo circundante, para interpretarlo; para entenderse a sì mismos. Para vivir realidades ajenas a través de personajes creados o recreados. Para inventar universos inexistentes, “ mágicos “. Por aquella fè en la literatura como motor del cambio. Para ser reconocido y valorado. Para decir “ aquí estoy yo con lo mio “. Para no ser olvidado  ( èste tal vez el deseo recóndito de Gabo ). Alguien dijo que también para aprender y aprehender las emociones y palpitaciones de las experiencias que nos circundan, y quizás de las reacciones de quienes nos leen. Y finalmente por puro y mero placer.
El miedo a la nefasta crìtica ronda como fiel amigo constantemente la cabeza del escritor. Y como la sombra lo acompaña a todas partes. Pese a que el dictamen de la sana evaluaciòn sea superior a la detracciòn  en quienes se acerquen a nuestras obras,  un rescoldo de  rechazo,  aùn acérrimo, puede invariablemente anidar ora en la superficie ora en el fondo.

Sigamos pues escribiendo para que, a la manera del escritor insigne de Colombia, “ nuestros amigos nos quieran màs “, otros lleguen a serlo y ojalà los menos “ dejen necesaria e irremediablemente de profesarnos afecto “.   Què le vamos a hacer, asì son las cosas!

Escrito por JORGE DUQUE

CIERTOS SIGNOS VITALES DE LA TERCERA EDAD

Si usted se amarga la vida porque la pensión de jubilación no la establecieron a partir de los 45 años ( cuánto hubiese podido descansar ¡); si lleva constantemente paragüas por si llueve, para evitar cualquier posible mal viento; si prefiere la gimnasia pasiva ( con el argumento de que queda “ electrizado “) en vez de un agitado partido de basquetbol o una caminata a campo traviesa o aùn prefiere ir en su carro a la iglesia a tres cuadras de su vivienda porque a Dios hay que correrle; si su agenda está llena mes tras mes  de exámenes médicos y de laboratorio de todo tipo y de citas con especialistas; si se pone saco porque hace “ frío” a media tarde con 31° C de temperatura, está rondando la tercera edad.
Si piensa más en descansar que en trabajar y saca cualquier excusa para irse a ver TV a su casa; si le fascina cuidar sus nietos todas las tardes, si es el encargado (a) siempre de hacer los “mandados” y se siente realizado en esta labor; si al encuentro de egresados del bachillerato ya no va si no que envía “ delegado “ ( pues que hartera ir por allá y qué vergüenza que no me acuerdo de casi nadie); si se queda dormido fácilmente viendo TV , en la visitas, en el cine, en las conferencias y atribuye el caso a la diabetes cuando el de la diabetes es su pareja; si tiene más nietos y biznietos que primos y primas; si empieza a ahorrar en serio para una que otra cirugía, y cuando ninguna le aporta mayor cambio porque en lista tiene una más cada año; cuando el tema preferido de conversación con los amigos (as) está en los problemas de vejiga, en la hipertensión, el reflujo, las varices, el agrandamiento de la próstata y el empequeñecimiento de….la tiroides, el colesterol alto y el dolor bajito;  si contiene la barriga insistentemente, aùn con los amigos y relajado tomàndose unos tragos; cuando repite con frecuencia “ ¿ cómo?...... ¿ qué? ….qué, qué? y ve con evidente emoción la promoción de los audífonos amplificadores de sonido en Televentas; cuando suele hablar y reírse sólo en la calle, y todavía es consciente de que lo está haciendo, y le causa aún más risa que lo descubran y entonces opta por el diálogo ventrílocuo consigo mismo;  cuando se le descuelgan las lágrimas viendo las fotos de sus años mozos, está rondando la tercera edad.
Cuando él se cree “ potro “ y ella “ potranca “ y no hay nada que indique que lo son; cuando empieza a tomar en serio levadura de cerveza, germen de trigo, polen y lecitina de soya;  cuando al pararse repentinamente prefiere màs bien sentarse o acostarse ( el “ repentino “ se localiza agudo en la espalda ); cuando ya conjuga muy bien el verbo chochear ( mire bien el diccionario para no confundirse con otra acepción de la palabra, pero aùn si se confunde es también otro signo vital), cuando le molesta inclusive el ruido del teclado de su celular; cuando se vuelve acérrimo defensor de las tradiciones patrias y folclóricas y no se pierde izada de bandera;  cuando no encuentra las gafas por ninguna parte teniéndolas puestas;  cuando utiliza  frases como estas: “ …estos muchachos de ahora “, “ esta cabeza ya no me sirve para nada “, “ más vale el diablo por viejo que por diablo”, “ en mis tiempos…..”, “ todo tiempo pasado fue mejor!”, “…ya no estoy para esos trotes “, “… es que yo no nacì ayer “ ( lo que indica que han pasado muchos “ ayeres “); cuando comienza a pagar un plan funerario ( …porque está cerca la partida de la abuelita…del vecino porque la propia hace rato que partiò); cuando la “ molestadera “ de los niños le irrita, lo mismo que las visitas a su casa, menos la de la suegra (?!); cuando la palabra abuelo o abuela le parece fea; si tiene una memoria prodigiosa, aparecida recientemente, para acordarse de eventos tales como el “ bogotazo “ del 48, con “ pelos y señales”; cuando se jacta diciéndoles a los jóvenes : “…. ustedes son muy flojos, yo me levanto a las tres de la mañana sin ninguna dificultad y eso que me acuesto a la 1:30 a.m….” ( no serán problemas de sueño?, dice la tatarabuela que los conoce bien);  o cuando simplemente empieza a pensar mucho en la tercera edad……… ya está en ella o por lo menos está “ a tiro que te alcanzo”.


JORGE DUQUE

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